La influenza y las personas con enfermedad crónica de los ri?ones
- Una vacuna contra la influenza es la mejor protección contra esta enfermedad
- Vacunas contra la influenza para personas con enfermedad crónica de los riñones
- Otras medidas de prevención para las personas con enfermedad crónica de los riñones
- Síntomas y tratamiento
- Cuándo buscar atención médica de emergencia
Las personas con enfermedad crónica de los riñones tienen un riesgo alto de presentar complicaciones graves por la influenza (gripe), que pueden resultar en la hospitalización y hasta la muerte. Esto se debe a que la enfermedad crónica de los riñones debilita la respuesta de las defensas del cuerpo, lo que puede ocasionar que el sistema de defensas del cuerpo sea menos capaz de combatir las infecciones. Las personas con enfermedad crónica de los riñones en cualquier etapa, las que han recibido un trasplante de riñón y las que reciben tratamiento de diálisis tienen un riesgo mayor de enfermarse gravemente de influenza.
Una vacuna contra la influenza es la mejor protección contra esta enfermedad
La vacuna contra la influenza es especialmente importante para las personas con enfermedad crónica de los riñones porque tienen un riesgo alto de presentar complicaciones graves por la influenza. Las vacunas contra la influenza se actualizan cada temporada según sea necesario para mantenerse al día con los virus cambiantes. Las defensas del cuerpo contra la influenza disminuyen con el tiempo, por lo que se recomienda vacunarse cada año para tener la mejor protección posible contra esta enfermedad. Una vacuna contra la influenza protege contra los virus que las investigaciones científicas indican que serán los más comunes durante la temporada siguiente. La vacuna contra la influenza de esta temporada es una actualización de la vacuna de la temporada anterior, para que coincida mejor con los virus presentes este año. Las defensas del cuerpo contra la influenza comienzan aproximadamente dos semanas después de recibir la vacuna.
- Se ha demostrado que la vacuna contra la influenza reduce el riesgo de enfermarse de influenza o, si una persona se enferma, reduce la gravedad de la enfermedad. Algunos estudios demuestran que las personas vacunadas tienen un riesgo menor de presentar consecuencias graves de la enfermedad, como la necesidad de permanecer en el hospital o de ser admitido a la unidad de cuidados intensivos (UCI).
- Entre las personas con enfermedad crónica de los riñones, la vacuna contra la influenza se ha asociado a menos hospitalizaciones. Consulte “¿Cuáles son los beneficios de la vacunación contra la influenza?” para ver más información.
Los CDC recomiendan que todas las personas de 6 meses o más reciban la vacuna contra la influenza cada año antes de fines de octubre.

Vacunas contra la influenza para personas con enfermedad crónica de los riñones
- Las vacunas contra la influenza en inyección (vacunas inyectables) se recomiendan para las personas con enfermedad crónica de los riñones y otras afecciones. La vacuna contra la influenza en inyección tiene un historial de seguridad largo y sólido en las personas con enfermedad crónica de los riñones.
- La vacuna contra la influenza con virus vivos atenuados (LAIV, por sus siglas en inglés) que se aplica por la nariz no se recomienda para las personas con ciertos tipos de afecciones crónicas, porque no se ha establecido la seguridad y eficacia de esta vacuna en las personas con estas afecciones. La vacuna que se aplica por la nariz no se recomienda para las personas con enfermedad crónica de los riñones.
Su médico u otro profesional de la salud pueden contestarle cualquier pregunta que pueda tener sobre la vacuna contra la influenza.
Póngase la vacuna antineumocócica.
- La neumonía causada por neumococos (bacterias o gérmenes) es un ejemplo de una complicación grave relacionada con la influenza que puede ser mortal.
- Las personas con enfermedad crónica de los riñones también deben estar al día con la vacuna antineumocócica para protegerse contra enfermedades como la neumonía, la meningitis (inflamación del cerebro debida a una infección) y las infecciones de la sangre.
- Puede recibir ya sea la vacuna antineumocócica conjugada o polisacárida (pero no las dos) cuando se ponga la vacuna contra la influenza.
- Hable con su médico para averiguar qué vacunas antineumocócicas se recomiendan para usted.
Además, hable con su médico sobre otras vacunas, como la vacuna contra la hepatitis B, que podría necesitar si tiene enfermedad crónica de los riñones.
Los CDC y la Fundación Nacional del Riñón (National Kidney Foundation, NKF) han unido sus fuerzas para hacer correr la voz: este año es más importante que nunca ponerse la vacuna contra la influenza, especialmente las personas con enfermedad crónica de los riñones. La vacunación reducirá su probabilidad de contraer la influenza y ayudará a reducir la carga sobre el sistema médico durante la pandemia de COVID-19.
Otras medidas de prevención para las personas con enfermedad crónica de los riñones
Al igual que las demás personas, además de vacunarse contra la influenza, las personas con enfermedad crónica de los riñones deben tomar medidas diarias de prevención, como evitar a las personas que estén enfermas, cubrirse la boca al toser y estornudar, y lavarse las manos con frecuencia.
Medidas de salud específicas para las personas con enfermedad crónica de los riñones
- Durante la temporada de influenza, mantenga una cantidad de sus medicamentos habituales para dos semanas.
- No deje de tomar sus medicamentos habituales sin primero consultar con el médico, especialmente si se enferma con influenza o con otra infección respiratoria.
Síntomas y tratamiento
Si tiene síntomas de influenza, llame al médico de inmediato. Hay medicamentos contra los virus que pueden tratar la influenza y podrían prevenir las complicaciones graves de esta enfermedad. Los CDC recomiendan dar tratamiento tan pronto como sea posible a las personas que tienen o sospechan tener influenza y que están en un riesgo alto de tener complicaciones graves de esta enfermedad; por ejemplo, las personas con enfermedad crónica de los riñones.
Los síntomas de la influenza pueden incluir fiebre, tos, dolor de garganta, moqueo o congestión nasal, dolores en el cuerpo, dolor de cabeza, escalofríos y fatiga. Algunas personas también pueden tener vómitos y diarrea, aunque esto es más común en los niños. Las personas podrían contraer la influenza y tener síntomas respiratorios sin presentar fiebre.
- El tratamiento debe comenzar tan pronto como sea posible, porque el tratamiento con medicamentos contra los virus es más eficaz cuando se comienza temprano (dentro de las 48 horas después de que comienzan los síntomas).
- Los medicamentos contra los virus requieren una receta médica. Estos medicamentos combaten la enfermedad al evitar que los virus de la influenza se multipliquen en su cuerpo.
- Los medicamentos contra los virus pueden hacer que su caso de influenza sea más leve y que usted se sienta mejor más rápidamente. También pueden prevenir problemas de salud graves que pueden resultar de la influenza.
- Hay cuatro medicamentos contra la influenza aprobados por la FDA que los CDC recomiendan esta temporada para tratar la influenza.
Cuándo buscar atención médica de emergencia
Todas las personas que presenten cualquiera de los signos siguientes de advertencia de una emergencia debido a la influenza, incluso las personas con enfermedad crónica de los riñones, deben buscar atención médica de inmediato.
Signos de advertencia de la influenza que indican que se trata de una emergencia
En los niños
- Respiración rápida o dificultad para respirar
- Labios o cara de color azulado
- Opresión en las costillas con cada respiración
- Dolor de pecho
- Dolores musculares graves (el niño se niega a caminar)
- Deshidratación (no orinar por 8 horas, tener la boca seca, llorar sin lágrimas)
- No estar alerta ni interactuar cuando está despierto
- Convulsiones
- Fiebre de más de 104 °F
- En los niños menores de 12 semanas, cualquier fiebre
- Fiebre o tos que mejoran, pero luego vuelven o empeoran
- Empeoramiento de afecciones crónicas
En los adultos
- Dificultad para respirar o falta de aire
- Dolor o presión persistentes en el pecho o el abdomen
- Mareos, confusión, incapacidad para estar alerta, persistentes
- Convulsiones
- No orinar
- Dolores musculares intensos
- Debilidad o inestabilidad graves
- Fiebre o tos que mejoran, pero luego vuelven o empeoran
- Empeoramiento de afecciones crónicas